jueves, 29 de octubre de 2009

Tropiezo inesperado.

El día extrañamente caluroso para este avanzado otoño, se le volvió a Andrea muy frío y trémulo por culpa de infinitas emociones que la asaltaban a preguntas.
Quiso entretener el tiempo que tenía libre curioseando por facebook, cuando inesperadamente tropieza con una foto de María. Se queda desconcertada, quiere leer el perfil pero sus ojos se niegan y su corazón fascinado aún por aquel amor redobla sus pulsos ahogando cualquier sonido.
¡ Cuánto amó a aquella mujer !. Su mente retorna al pasado y se ve de nuevo en aquel mediodía cuando ella trabajaba en aquel restaurante .
María hasta entonces no era nada suyo. Estaba casada. Andrea ya había compartido con aquella clienta habitual miradas de deseo y de negación de los sentimientos que parecían aflorar.
Recuerda como ella se disponía a entrar al comedor llevando una fuente de sopa en el momento que la ve entrar por la puerta del local .Se acuerda perfectamente de la ropa que llevaba puesta y
por un instante su perfume se hace presente produciéndole la misma turbación de entonces.
María pasa por su lado y ella no puede reprimir el deseo,
_ Luego tomamos café _ le dice.
María la mira sorprendida pero sus ojos revelan la alegría que siente.
_ De acuerdo _ se atreve sólo a decir.
La puerta por donde tenía que pasar Andrea era una puerta vaivén, es decir una puerta que se abre por ambos lados, al empujarla o tirar de ella, hasta formar un ángulo de 90° gracias a las bisagras que se encuentran insertadas en el marco y como entró sin dejar de mirar a María la puerta pegó en la sopera derramando sobre su brazo toda la sopa tan caliente que aún puede ver los restos del accidente en su brazo derecho. Pero en un acto de valentía que dice ella o de chulería como suelen decirle sus amigos intentó en la medida de lo posible enmendar la catástrofe
diciéndole a María, que se ha vuelto al oir el estrépito
_ No es nada, lo del café sigue _.
Y se fue a meter el brazo en agua helada y a llorar el dolor que le producía la quemadura y la felicidad que la embargaba.
Y ahora todas estas evocaciones producidas por este tropiezo casual en este sitio web le vapulean el alma y observa una vez más que ya no tiene nada de cuanto tuvo, que cuando después consolidada ya aquella relación que nació entre ella y María , la rutina le preguntó si seguía amándola y ella le pidió tiempo a María para poder responder, ahogó toda esperanza de volverla a tener.

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