domingo, 3 de noviembre de 2019


He dejado de pedir (te).
Las imaginarias velas
quemaban los sueños
más que iluminarlos.
Ya no tengo sueño,
solo ganas de dormir.
Ni siquiera deseo los insomnios
que me mantenían despierta 
a la luz de tus ojos.
Es terrible, pero siento
que perder (te) /(me),
puede ser una liberación.
Debo desencadenarme al fin
de las probabilidades,
de leerme,
de buscarme...
aunque me suponga amputarme
la certeza de que yo también merezco
ser el deseo de alguien.