lunes, 27 de agosto de 2018

Me las he colgado,
y pasado una a una,
como las cuentas de un rosario
y aunque me las guarde para mí,
no tengas duda alguna
que son el resultado de andar
por ahí sin ti.

jueves, 16 de agosto de 2018

Son las cuatro de la mañana y estoy contando el parpadeo incansable de una estrella.

Te dedico este insomnio.
Créeme si te digo que eres como una transfusión de café.
Sin valoración médica entre riesgo y beneficio.

sábado, 11 de agosto de 2018

Pídeme un deseo.
No importa que no avistes ninguna estrella,
las tienes todas en tus ojos.
Yo voy a pedirme todos los besos
que llevan mi nombre en tus labios.
Volcamos el cielo?,
La noche será mágica
y dicen que  capaz  de despertar los sueños.
En el firmamento se mece el destino,
nos columpiamos?.
Pideme un deseo,
pídeme el deseo,
Pídeme, deseo.

domingo, 5 de agosto de 2018

Organos vitales.

Busca tú la forma de que te perdone. No me sirve que vengas dos años después a decirme que necesitas contarme, explicarme qué pasó y por qué pasó. No quieras convencer a tu conciencia ni a mí de que con  solo palabras  se puede perdonar. Crees que con venir a contarme el "cuento" está todo hecho. Tú respiras por fin tranquila y yo soy la madre Teresa de Calcuta, benevolente, indulgente y misericordioso que  te concede mi perdón. ¿Por cuatro palabras?. Ni siquiera serían bastantes cuatrocientas mil. Ana recordaba  esta conversación que había mantenido con Isabel dos años atrás. Oírlas a través del teléfono habían sido como bofetadas cuyas marcas aún dolían. Había pensado mucho en ellas. Isabel tenía razón, como casi siempre. Reconocía que las palabras necesitaban ser firmadas con hechos. Somos lo que hacemos, había oído a su abuela decir toda su vida. Así era, quisiera o no. Ahora tenía miedo, le dolía la cabeza de toda la noche en vela. Quizás no lo he pensado bien, se decía,quizás tendría que replantearmelo, pero sabia que el miedo casi nunca da buenos consejos y se levantó para asomarse a la ventana. Intentó dejar la mente en blanco, no pensar  y se dispuso a entretenerla siguiendo el vuelo de un gorrión que iba de la rama de un naranjo a otro. La puerta se abrió al poco tiempo _ Buenos días, soy el doctor Ruíz _ le dijo mientras le extendía la mano_ dentro de diez minutos vendrá una enfermera, sólo venía a decirle que sustituiré al doctor Martínez, el cual no puede estar presente por motivos personales. Ana asintió con la cabeza. _ ¿Está nerviosa?, no se preocupe, como ya le comentaría el doctor la intervención es cortita y no tardaremos mucho en dejarla tranquila. Correspondió a la sonrisa del médico _ Lo importante es que yo soy un donante anónimo para la paciente y su entorno, ¿de eso está usted informado?. _ le preguntó. _Sí, no se preocupe, hay absoluta confidencialidad. En ese momento entró una enfermera, el médico salió e Isabel mientras la bajaban al quirofano pensaba si un riñón sería suficiente (para un perdón que nunca le darían) ,por herir un corazón.