domingo, 11 de octubre de 2009

Momentos de dos.

Después de dos años y medio de relación Arancha y Marta decidieron que querían casarse.
Hoy es el gran día. Arancha se prepara para la ocasión en el piso que ambas comparten, a Marta tras lanzar un euro al aire la suerte la envió a casa de su amiga Lola a hacer lo mismo.
En la corta distancia que las separan ( apenas cuatro calles ) , cada una intenta a su modo aliviar los nervios que les nace en el estómago y hacen sus dedos tan torpes.
Marta no ha desayunado, no le entraba nada, dijo a Lola , cuando esta entró con una taza humeante de café y una bandeja de tostadas. Arancha en cambio no podía permanecer más en la cama sin llevarse nada a la boca y asustando a todos los que pasaban la noche en la casa, se levantó a las tres de la mañana dando inicio a su desayuno.
En el espejo del baño, Arancha pintó tras la ducha un corazón aprovechando la humedad del cristal. Y Marta lo pintó con su barra de labios en el cristal de la ventana, cuando por no poder dormir se levantó de madrugada a pedir en esa casual noche de estrellas fugaces tropecientos deseos para su felicidad.
Arancha llamó a Marta pero atendió Ramón (el marido de Lola ) la llamada, porque Marta se negó a contestar ya que traía mala suerte oir a la novia antes de la boda.
_ Ramón, pon el manos libres para que me escuche decirle que eso es ver a la novia antes de la boda, no oirla _. Había dicho Arancha.
Media hora antes de la boda, sonó el timbre en casa de Arancha, abrió la puerta Susana quien entró a la habitación con un fastuoso cesto de rosas rojas. Arancha leyó la tarjeta:
No es que mi felicidad empiece hoy, es que sigo feliz desde el día en que te conocí. Te amo. Firmado: Marta y la riñeron los demás cuando las lágrimas hicieron que el rímel corriera por toda la cara, arrastrando el maquillaje.
Camino del juzgado, cada una coge una dirección distinta para no encontrarse. Arancha ha llegado antes porque en el último momento Marta que llevaba tres años sin fumar decidió que necesita un cigarro para poder aplacar de una vez aquel hervidero de nervios. Pero fue inútil porque llegó con ellos.
¡Vivan las novias!, gritaban los invitados y algunos curiosos volvían la cabeza aprobando o desaprobando, sin menguar ni unos ni otros el aire de la fiesta.
El juez ( que debió de actualizar hace tiempo el Código Civil ) ha sido corregido por el padre de Marta en más de una ocasión cuando este al leer los artículos sobre el matrimonio decía el hombre y la mujer...
Los anillos son de oro blanco, cada uno lleva el nombre de la otra. Uno de ellos cayó rodando por el suelo y Arancha de inmediato advirtió a Marta que no era señal de mala suerte, simplemente que los testigos estaban casi tan nerviosos como ellas.
Al terminar el acto, en la puerta, arroz y confettis caen sobre ellas. Les entregan dos copas de champán que chocan en un brindis al tiempo que entra la tuna cantando....Oye esta canción que lleva alma, corazón y vida estas tres cositas nada más te doy. Porque no tengo fortuna estas tres cosas te ofrezco, alma, corazón y vida .....
Y vuelven a besarse, por un minuto ajenas a todo, porque ni canción , ni vivas, ni testigos , ni curiosos , ni aplausos estorban en momentos que sólo son de dos.

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