lunes, 12 de octubre de 2009

Mañana.

Mañana no vengas a decirme que no vives sin mí.
Que tus primaveras son inviernos infinitos.
Que las horas sin tenerme pisotean tu alma y que esta no es más que una argamasa de tormento y locuras.
Mañana no me traigas los cientos de poemas escritos en desvelos acurrucados en mi recuerdo.
Que no sea la rosa roja la que pretenda curar la espina de tu abandono.
Que no sean tus miedos quienes reclamen mi presencia.
Que no sean tus ojos quienes lloren este confinamiento del amor que hoy procuras.
Mañana no vengas a decirme que me quieres
porque...
porque ¿ dónde estás hoy mientras yo sucumbo al calvario de tu adiós? .

1 comentario:

noviembres dijo...

Uf, uf, uffff, no quiero ni pensar en quién es esa desdichada destinataria de semejante broncazo, por dios y por la virgen, aguantando las furias del despecho y el dolor de los abandonos, que la chica se va a quedar hecha un trapito, mare míaa, jaajja.
Esperemos que todito sea pura ficción y cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia. En caso contrario me permito sugerencia constructiva: dile que la quieres con el alma y la verdad, pero sin darle una paliza, jaaja, pobreeee,
saluditos