Descifrar tu silencio en la noche es como abrir un libro que no entiendes.
Ojeas la oscuridad al encuentro de algo conocido.
Deletreas lo incomprensible.
Descifras signos incluso ilegibles en la insolencia del abandono.
Repasas la luz de una farola tímida como si proyectara la firmeza de asimilar, que es esto.
Que releer no sirve porque sigues sin aprender la lección.
Que es baldía la traducción del corazón,
porque alguien lo escribió en otro idioma que tú desconoces.
Que inclusive entre líneas se esconde predecir que jamás entiendas un prólogo concertado para otros ojos.
Y un final que empieza o empezó lejos
o tan cerca, que es un plagio a los sueños de cualquiera que tenga la capacidad aún, de soñar en noches como esta.