viernes, 27 de marzo de 2015

No compres ese perro.

No seas imbécil. Ni desaprensivo. No hagas posible que dentro de unos meses algunos te mentemos a la madre al cruzarnos con el resultado de tu indiferencia y tu estupidez. Piénsalo mucho antes de dar el paso irreversible; de complicarte una vida que luego pretenderás solucionar por el camino más fácil. Aún puedes evitarlo. Impedir que te despreciemos, e incluso despreciarte a ti mismo cuando te mires en el espejo. Ya sé, de todas formas, que el autodesprecio es relativo. Tarde o temprano, hasta con las mayores atrocidades en la mochila, siempre nos las apañamos para ingeniar coartadas, justificaciones. Conozco a pocos que, hagan lo que hagan _desde faenas elementales hasta cargarse al prójimo_, no acaben durmiendo a pierna suelta tras unos pocos ejercicios de terapia personal. Aún así, permite que te lo explique antes de que ocurra, primero, y después se te olvide. Resumiendo: intenta no convertirte, innecesariamente en un hijo de la gran puta.
Sé que tus niños quieren un perro.
Que les hace una ilusión enorme y te dan la matraca desde hace mucho. Que tu hija, por ejemplo, te hace babear cuando te abraza y te pide una mascota. O que te acabas de separar de tu legítima, y crees que regalándole  al crío un animal, y paseando con él los fines de semana, podrás recuperar el terreno perdido, o no perderlo en el futuro. Hay mil razones, supongo. Un montón de circunstancias por las que has pensado comprar un perro estos días, para tus hijos. O para tu mujer. Tal vez para ti mismo.
Déjame contarte, porque de eso sé algo. He tenido cinco perros, de momento; así que calcula. Y no hay compañía más silenciosa y grata. No hay lealtad tan conmovedora como la de sus ojos atentos, sus lengüetazos y su trufa próxima y húmeda. nada tan asombroso como la extrema perspicacia de un perro inteligente. No existe mejor alivio para la melancolía y la soledad que su compañía fiel, la seguridad de que moriría por ti, sacrificándose por una caricia o una palabra. He dicho muchas veces que ningún ser humano vale lo que un buen perro. cuando uno de nosotros muere, no se pierde gran cosa. La vida me dio esa certeza. Pero cuando desaparece un perro noble y valiente, el mundo se torna más oscuro. Más triste y más sucio.
Es muy posible, naturalmente, que aciertes. Que, tras pensarlo bien, tomes la decisión y asumas las consecuencias con feliz resultado. Que comprar _ o mejor, adoptar_ un perro para tus hijos, para tu mujer o para ti sea un buen y digno asunto. Que su compañía cambie vuestra vida para bien. Que os haga más conscientes de ciertas cosas. A menudo , un perro acaba haciéndote mejor persona. Te hace sentir cosas que antes no sentías. Sin embargo, no siempre es así. Un perro en el lugar inadecuado puede volverse un drama. Una incomodidad para ti y los tuyos. Y una tragedia para él.
Permíteme imaginar lo que podría ocurrir. Que vayas a la tienda, al refugio o a la perrera, elijas a un perrito delicioso, y eso te valga gritos de alegría y besos familiares. No hay nada tan simpático como un cachorrillo. Al principio todo serán incidentes graciosos y situaciones tiernas. Luego, si vives en piso pequeño o lugar inadecuado, las cosas pueden ser diferentes. Un perro exige cuidados, gastos, paseos, limpieza, comida. No aparece y desaparece cuando conviene. Es un miembro de la familia con derechos y necesidades, que exige pensar en él cuando se planean vacaciones, e incluso una simple salida al cine o a un restaurante. A eso añádele la educación. Un perro mal educado puede convertirse en una pesadilla familiar y social. Además, cada uno, como las personas, tiene su carácter,punto de vista y maneras. Eso exige un respeto que no todos los humanos somos capaces de comprender.
A estas alturas, sabes dónde voy a parar. Si eres de esa materia miserable de la que estamos hechos buena parte de los seres humanos, acabarás abandonándolo. Un viaje en coche a un campo lejano, una gasolinera, una cuneta. Abrir la puerta para que baje y seguir tu camino, acelerando sin atender los ladridos del chucho que correrá tras el automóvil hasta quedar exhausto, desorientado, incapaz de comprender que su mundo acaba de romperse para siempre. El resto no hace falta que lo detalle, pues lo sabes de sobra: él nunca lo haría y todo eso. Los niños preguntando dónde está el perrito, papi y tú oyendo aún esos ladridos que dejabas atrás. Avergonzado de ti mismo, o tal vez no. Ya dije antes que un rasgo del perfecto hijo de puta es arreglárselas para que sus  actos acaben por no avergonzarlo en absoluto. Por ti, por mí, por tus hijos,  antes  de ir a la tienda de mascotas, mírate al espejo y si no te convence lo que ves, mejor les compras un peluche.

              ( Perros e hijos de perra. Arturo Perez R. )

sábado, 21 de marzo de 2015

Día mundial de la poesía.(Por ella).

Como certificados 
de existencia e inexistencia.
Así han sido los poemas de mi vida.
Necesidad, obligación, exigencia
de llamarla siempre.
aún cuando ni sabía de su nombre.
Nombre de mujer SIEMPRE
en los  labios de una mujer.
Sentir a letras la alegría,
el deseo, el miedo, el beso...
Continuas y eternas.
Por estrenar o reviviendo,
pero para llamarla continúamente 
a golpe de signos
en una caligrafía que reverencia
la caída libre en sus ojos y en su corazón.
Remolinos de cobardía...
Vendavales de terror...
Tormentas de esperanza...
Diluvio interminable de emociones.
Recuerdo la lejanía de los versos primeros
que disfrazaba de anónimos,
(parecía y quería morir de amor).
la cercanía presente en la que le dije:
Me gustaría tenerte esta noche entre mis brazos...
(Parecía y quería morir de amor. Pero... de otra manera).
Como de otras formas y modos 
ha sido la poesía de mi vida.
Con el denominador común, eso sí,
de atraerla y traerla a mi vida.
Talismán que me cuelgo al cuello
con sus iniciales grabadas.
Regalo que quizás un día cualquiera
aparece en un último cajón
mostrando la indifirencia o la nostalgia
que viste el tiempo.
Recuerdo que se deja ver un instante
en que apenas se recuerda la siguiente estrofa
mas deja la curiosidad de: que habrá sido de.
En este caso de mí,
que me sirvo de poemas,
propios o extraños para amar,extrañar, anhelar, 
desear, contar, indagar, en ella.
Porque es, ha sido y será 
protagonista de los días
en que todo y nada sucede.








sábado, 7 de marzo de 2015

Dedicatoria.

No me enamoré de ti, sino que caminé hasta encontrar el amor contigo, con mis ojos bien abiertos,escogiendo dar cada uno de los pasos de ese camino.
Creo en el destino pero también creo que estamos destinados a hacer las cosas que hemos elegido hacer.
Y yo te elegiría en cien vidas más , en cien mundos diferentes, en cualquier otra versión de la realidad. Te encontraría y te elegiría.