A veces me quedo esperando que el mar me hable.
Sé que ellos se conocen,
que en alguna de sus orillas
a ella se le perdió la mirada hacia un infinito azul
mientras las olas competían
por reflejarse en su mirada.
Sé que desde el acantilado de sus ojos,
los mares ,
son piratas de agua
que le roban suspiros
y le asaltan el alma con emociones contenidas (o no)
ante la bravura del sonido de sus sueños
que hace huella en la arena
y que cualquiera en su sano juicio
desearía abordar.
Sé que hablaron con frecuencia
y no es posible no tener envidia.
Son los mensajes de botella
que muchos quisiéramos descubrir.
Pistas, indicios, rastros,
que nos lleven más cerca.
Así como se acerca la brisa a la piel
para erizar cualquier asomo de realidad,
con emoción contenida (o no).
A veces me quedo esperando que el mar me hable
sé que él sabe de historias para soñar.
Sé que ellos se conocen,
que en alguna de sus orillas
a ella se le perdió la mirada hacia un infinito azul
mientras las olas competían
por reflejarse en su mirada.
Sé que desde el acantilado de sus ojos,
los mares ,
son piratas de agua
que le roban suspiros
y le asaltan el alma con emociones contenidas (o no)
ante la bravura del sonido de sus sueños
que hace huella en la arena
y que cualquiera en su sano juicio
desearía abordar.
Sé que hablaron con frecuencia
y no es posible no tener envidia.
Son los mensajes de botella
que muchos quisiéramos descubrir.
Pistas, indicios, rastros,
que nos lleven más cerca.
Así como se acerca la brisa a la piel
para erizar cualquier asomo de realidad,
con emoción contenida (o no).
A veces me quedo esperando que el mar me hable
sé que él sabe de historias para soñar.