domingo, 12 de julio de 2009

Déjame decirte que desprevenida
me sorprendieron tus ojos
cuando me mirabas en la noche despoblada de sueño.
Y tú cambiabas la luna de sitio
y atrapabas estrellas.
Y yo preguntaba cómo era posible
reconocerte sin conocerte,
y soñarte despierta.

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