Tengo una cita esta noche. Elena, una amiga, me ha preparado una cita a ciegas. Sería largo contar el tira y afloja que hemos mantenido. Ella diciendo que sí, que me iba a venir bien, bla,bla,bla y yo negándome todo el tiempo. Hasta que, casi como siempre, ha terminado convenciéndome ( envidio el poder de convicción de esta mujer ).
Así que así estoy: Pantalón vaquero, top blanco, colgante de viceroy, sandalias , y bañadita de The one de Dolce y Gabana. Miro la hora. Perfecta; las diez menos veinte. Ideal para no llegar demasiado pronto que parezca una desesperada, ni tarde para no dar mala impresión.
Como digo ideal para llegar puntual, como a mí me gusta. Odio la gente que queda contigo y se retrasa y odio más la perorata de excusas que podían evitarse fácilmente llegando a tu hora.
Cierro la puerta del piso y estoy abriendo el portal cuando me doy cuenta de que me falta el móvil. Vuelvo a subir hasta el sexto, me inspecciono para ver si olvido algo más y evitar una nueva subida. Nada. Lo lllevo todo ahora.
Voy caminando porque tardaría más en coche por aquello de buscarle aparcamiento. Voy sin prisa, pero sin pausa también hay que decirlo. De pronto , Zas. Meto el zapato derecho de lleno en algo blando que hay en la acera. NO QUIERO MIRAR temiendo que sea lo que no quiero que sea. Pero tengo que mirar porque no puedo quedarme allí anclada de por vida.
Miro y ¡ JODER !, es lo que no quería que fuera. ahí, debajo de mi cuarenta hay aplastada una "evacuación perruna".Miro la hora. No me da tiempo a volver a casa a cambiarme porque entonces caería yo en la mal llevada impuntualidad. Me limpio como puedo, ayudándome del borde de la acera. El zapato queda más o menos pero ¡MIERDA! se ha manchado también el bajo del pantalón. Pienso regresar al piso a cambiarme, pero que vá, imposible.
Opto avergonzadamente por aquello de desentenderme del problema. HACER COMO QUE NO EXISTE, IGNORE TOTAL. Estoy nerviosa, muy.
Entro en el local. Busco a una chica que tenga sobre la mesa "El sur" , ( que es según Elena, la señal de que esa chica es Lucía. Allí está al final , al lado izquierdo de la barra. DIOS, DIOS, DIOS, que sea lo que tú quieras.
Transcurrió la noche. Conversación ( por las dos partes ), incomodidad ( Por la mía ), copas ( Por las dos partes ), incomodidad ( por la mía ). Lucía es un encanto y yo dejé de implorar a Dios para aferrarme con todas mis fuerzas a Dolce y Gabana; Que sea The one lo único que huela esta chica sorryyyy.
El sábado me llama Elena, que qué tal, que qué pasó, que si hemos quedado para otro día. Le digo que Lucía quedó en que me llamaría para repetirlo y le cuento mi mierda de odisea. Y se ríe, la muy capulla no para de reirse hasta que al fin puede decirme que no me preocupe de nada que Lucía padece de Onosmia. Que no es otra cosa que pérdida de olfato. ALELUYA!!!!! porque Lucía me gustaaaaaaaaa.
2 comentarios:
Ja, ja, ja... ¡buena suerte!
Gracias por la buena suerte y por pasarte por el blog.
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