Cuando ella la encontró, ella no quería ser encontrada.
En aquel bar, bebía para olvidar que la vida era una puta mierda.
De su cara demacrada a pesar de la base de maquillaje corrían lágrimas una tras otra con la misma furia que utilizaba ella para secarlas.
Desde el otro extremo de la barra Daniela la observada sin prestar atención a lo que le contaba Juana. Lleva cinco wiskis con redbull pensó.
Ana ve como aquella desconocida no le quita la vista de encima. Me tiene negra, pensó.
Así,hasta que Daniela decide acercarse.
Cuando ella la encontró, ella no quería ser encontrada. Pero así es el destino; sin reglas.
Pudo pasar que harta de ser examinada, Ana mandara a Daniela a paseo por decirlo de una manera educada.
Pero sucedió que la primera frialdad de Ana fue sorteada de una manera genial por Daniela y la noche terminó envolviéndolas en una calidez no imaginada.
Ella no quería ser encontrada, y cuando ella la encontró se puso de manifiesto una vez más que hay almas predestinadas al encuentro.
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