domingo, 10 de agosto de 2008

Venía dentro de una caja



Venía dentro de una caja envuelta en un lindo papel de seda.Un corazón hecho de cartulina roja aparecía en un extremo,atravesado con una fina flecha que parecía herirlo,pues de la misma cartulina roja descendían dos lágrimas que imitaban dos gotas de sangre.

Era una rosa blanca.La mejor rosa blanca que jamás hubieran visto mis ojos.Había aparecido en el zaguán de mi casa.No sé cómo,ni quién la trajo.La descubrí por casualidad cuando fuí a echar el pestillo de la puerta cuando iba a acostarme.

No sé qué extraño instinto me hizo saber que aquel paquete puesto detrás del portal era para mí.Me agaché a recogerlo.Ningún nombre indicaba que me perteneciera.Aún así,lo abrí. Olí su perfume,cálido como ella misma. Cerré los ojos.

Tras un breve intento de embriaguez,busqué dentro de la caja una nota,un detalle,algo que me confirmara que aquello era mío.Y estaba. Una hoja color salmón que -escrita a máquina- me transmitía: " Echar de menos es igual que sentarse delante de una melancólica ventana, y ver atardecer,y escuchar voces que dejamos de oir y saber que continuamos vivos y que en nosotros-a través de nosotros-continúa vivo cuanto estuvo vivo.Echar de menos es,también,una forma de entregarse".

Eran palabras de Antonio Gala que yo ya conocía.Pero,por si las desconocía o no las recordaba,la extensa nota me decía además:"Las he tomado prestadas de Antonio Gala".

Estaba emocionada.En unos momentos,me habían entregado dos mensajes maravillosos,dos regalos que alguien sabía que eran de las muchas cosas que me conmovían.Pero,¿quién era ese alguien?.RT3-pensé- y acerté. Al día siguiente,junto al correo,llegó una carta que me lo revelaba.Era escueta;con una escritura igual de perfecta que la vez anterior.En ella ponía:Espero que te haya gustado.RT3.

La rosa blanca era mi flor favorita, y Antonio Gala mi escritor favorito.Pero,¿quién demonios era RT3 y cómo sabía de aquellos gustos míos?.

Al contrario de la primera carta,aquella no me ofuscó.Ni me desagradó.Me sentí halagada.No sé por qué pensé-incluso- que podría tratarse de alguien mentalmente desquiciado.No me robó el bienestar que me acompañaba.No he querido esta vez,averiguar nada ni desvelar el misterio.

He puesto la rosa blanca en un jarrón de cristal. A su alrededor,un aura tenue me recuerda a alguien pero no llego a descubrir a quién.

No he dicho nada a mis hijos,ni a Manuela(aunque sé que acabaré contándoselo).Estoy como si algo me hubiese removido el alma y hubiese despertado algún recuerdo dormido.Pero,¿cuál?.Sé que debería estar desenredando esta intriga,y sin embargo,he decidido dejarlo estar y esperar (si es que lo tiene) algún desenlace.Ahora mismo,tengo más necesidad de esclarecer qué sensaciones son estas que me desbordan,y qué motivos hay para que el olor de una inocente flor se me haya desbocado en el corazón,corriendo a su libre albedrío.Espero saberlo lo más pronto posible.Mientras tanto,retorno a "Lo que dejé escrito",eso sí,con algunas huellas de este acontecimiento.

Aurora hace tres días que se ha marchado.La soledad,de repente,ha vestido de invierno el corazón trémulo de aquél que la ama.Trepan por su alma los recuerdos,la risa cantarina de la amada vuelve en el amanecer que se despereza, y tropieza con las lágrimas de unos ojos vacíos.

- Echarte de menos es la única forma que tengo de seguir vivo- balbucea Ernesto. Sale de la cama,desatendiendo el frío,suplicando al mismo Dios que le conceda un descanso,una tregua(pues ya no puede soportar más). Se arrodilla en el suelo.Se golpea las rodillas contra el suelo de terrazo.No siente dolor físico,el suyo es de otra manera,más de adentro.Ese que oprime el corazón y los sentidos hasta dejarte sin aliento.El que, como una sanguijuela,va chupando su sangre,absorbiendo cada partícula de lo que él mismo es. Y en la agonía del alma y de la mente,grita. Su grito aterrador quiebra el silencio. Y es el silencio quien envuelve el llanto y la soledad de Ernesto.

Me ha interrumpido,en estos momentos,el teléfono.Me he levantado al tercer tono.-Dígame-. No se oía nada al otro lado del hilo telefónico. - Diga-. Ahora,la voz grave de un hombre contesta - soy Ernesto Sando....

( Fin del capítulo 9 )

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