martes, 25 de agosto de 2009

Cartas y poemas.

Ocurría que ella faltaba mucho a clase y en mi entrega a aquel mi primer amor yo le escribía cartas en un cuaderno, donde le contaba casi enterita la clase... el comentario hecho por algún maestro al pasar la lista y comprobar de forma tan distinta a mí su ausencia... .
En ocasiones vuelvo la memoria atrás y la evoco entrando por la puerta con aquella especie de bandolera colgada al hombro y cantando. No siempre entraba cantando, pero así la recuerdo yo, tarareando aquella canción tan popular por aquel entonces de los que fueron los "Ricos y Pobres" títulada será porque te amo.
Yo hacia como que desvíaba la atención de aquella entrada, mas la seguía paso a paso hasta su pupitre. Ese era mi ritual todos los días; acompañarla sin que nadie lo supiera en ese breve trayecto.
Aquel cuaderno fue quien le delató a mi hermano que me gustaban las chicas. Recuerdo que yo lo tenía guardado en la mesa del televisor detrás de las cintas de vídeo y un día cuando bajé de mi habitación, ví que lo leí sentado en el comedor de la casa. Quiero recordar que no le dije nada y que él al verme lo guardó apresuradamente aunque no puedo acordarme con seguridad. Lo cierto es que desde aquel día empezó a decirme cuando me veía en la calle
_ ¿ Esperando a tu novia ? _ .
Hoy me gustaría leer esas cartas, mirar mi letra, tan distinta a la de hoy, vislumbrar ese corazón pillado entre las dos caras del amor , considerar el tiempo pasado... pero no sé qué fue de ellas, me parece que las rompí cuando años después ella se casó y yo decidí que debía descargar el alma y mis cajones de tanto amor por ella.
Las cartas dieron un día paso a los poemas. El primero que le escribí se lo envié por correo (cosa que nunca ocurrió con las cartas ) y ella creyó que se lo dedicaba un chico que le gustaba, creo que la decepcioné cuando le dije que era mío y luego, nunca más supo de otro verso que yo le dedicara.
Me empujó hoy la memoria a rememorar aquella época y pensé qué le escribiría hoy tras ese coloso de horas franqueado y sonreí porque caí en la cuenta de que tengo que mandarle un sms diciéndole que no me ha traído el trozo de tarta a los tres chocolates que me dijo ayer me iba a traer.
Y es que no es ella mucho de cartas, cosas que yo no sabía por aquellos años.






2 comentarios:

noviembres dijo...

"No es ella mucho de cartas" porque quizá no tenga la sensibilidad necesaria para expresar sentimientos de amor filial, al menos parece que teníais una amistad, cierto? o quizá nunca tuvo valor para explorar más allá de ese sentimiento, o quizá su simpatía o amistad no iban más allá de eso. En casos así, cuando el/la otr@ no ha dado indicios de corresponder nuestras pasiones, entregar el corazón, dejarse arrastrar sin límites por las pasiones del enamoramiento, resulta tan inevitable - acaso, ¿ alguien puede mandar en el corazón? - como catastrófico, porque el daño, si no encontramos alternativas meramente dignas, se convierte en algo que deja una huella indeleble.
En ese caso, casi diríase que "tenemos lo que nos merecemos". Pero qué pasa cuando alguien te dice, "eres quien siempre esperé" y luego sale corriendo porque no es capaz de controlar sus infinitos miedos; qué pasa cuando la certeza de que estás ante el amor de tu vida es tan inequívoca, tan absoluta y tan definitva, que nada ni nadie podría ser sino una pobre alternativa, un simple sustitutivo de cariños o sexos.
Entonces sólo quedan dos opciones: morir de tristeza y desesperación o vivir. Vivir esperando siempre encontrarla en la siguiente esquina, cada vez que sales de viaje o cada vez que hablas con alguien que supones cercan@. Vivir, y vivirlo todo con la misma intensidad, porque sabes que algún día, en esta o en la siguiente vida, podrás contárselo y verás, de nuevo, su sonrisa. Y, con ella, esa atracción irresistible que sólo ella provoca.
Algún día las cartas de amor harán su efecto y tod@s nuestr@s imposibles amores abrirán los ojos y volverán al único abrazo que l@s hará sincera y completamente felices.
Que nuestras fuerzas y nuestros sueños, todas nuestras energías, lo hagan posible, porque nada es imposible.
Saluditos

alasdemariposa dijo...

Yo personalmente me quedaría con la opción segunda; vivir esperando encontrarla siempre en la siguiente esquina. De hecho durante un tiempo fue así. También es cierto que la tristeza vivía conmigo.