Abre mucho tiempo después Adela, el cajón "prohibido " que siempre evitó .
Repleto de cartas de un tiempo en que esperar la llegada del cartero era una agitación de cuerpo y alma , se vuelca ahora sobre un presente muy lejano de aquellos días, donde los años han remendado heridas y trajeron nuevos romances que llenaron también trozos del corazón.
Sin embargo hoy oscilando la tarde en la melancolía, balancea recuerdos que llegan del "ala sur ", como suele denominar Adela a esa parcela del corazón que nadie ha podido arrebatar a Inés .
Símbolos, composiciones, palabras ... de un romance que marcan un antes y un después en la existencia de Adela .
Ilusiones , promesas de un amor que se presenta eterno han salido de su féretro y comparecen ante la cruel y genuina verdad.
Se armó de valor , quiso convencerse de que a pesar de todo, estos juramentos y ofrecimientos de amor no la lastimarian y casi no ha terminado la segunda carta cuando algo se le ha removido muy dentro y empieza a temblar y a llorar.
¿ Y qué puede hacer ya, excepto abandonarse al llanto y abrazarse a sí misma cuando se han roto los pactos de amor , cuando la voz de Inés parece volver del pasado y repite como entonces:
En cada palabra hay un abrazo , en cada letra un beso. Eternos Siempre, amor.
¿ Qué hacer ? salvo descender al "ala sur " una vez más y entregarse a la consecuencia del imposible olvido, al efecto del gran amor .
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