Estudia la manera de evitar aquella cita. La mente de Susana es un torrente de ideas dando vueltas sobre una misma.
Julia la llamó esta mañana para invitarla a tomar un café. El primer intento de librarse resultó fallido tras la perseverancia de su ex.
Ahora, cuando apenas falta media hora y tras haber desistido totalmente de arreglarse para el encuentro, se halla enfrascada en buscar la excusa perfecta que lo evite.
Considera que tiene que ser algo sobre lo que Julia no tenga nada que alegar, indagar, preguntar, etc. Algo magistral, eso es. Ya que no tiene ganas alguna de inventar más excusas para la excusa.
Nota que está cansada de aquella situación. Desde que dejaron de ser pareja hace tres meses, Julia no para de llamarla todos los días. No sabe por qué cada llamada se convierte en una sesión interminable de recuerdos, lloros y súplicas por parte de Julia, si fue ella la que le dijo que la relación ya no daba para más, que era mejor que cada una hiciese su vida como bien pudiera.
Sesión que tiene que ser interrumpida siempre por ella. Porque si al principio parecía que esas conversaciones telefónicas serían el vínculo que las volviera a unir. Ahora, para ella, son una pesadilla que se repite día tras día .
Todo un absurdo que ya no entiende. Que la cansa.
El sonido del timbre detiene sus pensamientos. De seguida la voz de Julia es como una patada en las sienes que la bloquean.
_ Abre Susana, se que estás en casa. Te he visto por la ventana_.
La insistencia inaguantable de Julia la hace reaccionar y abre la puerta tras un hondo suspiro.
_ Perdona, estaba en el baño y no te oía _ .
Una mentira nada magistral que Julia ignoró como si no hubiese sido pronunciada y que no sirvió para salvarla una vez más de aquel desamor sin salida.
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