domingo, 28 de junio de 2009


Las cuatro de la mañana. Silencio en la calle y en la casa. Dentro de mí el gran miedo del miedo choca frontalmente con la quietud de la noche. Se acoplan en mi cerebro espectros de risa falsa.
Navegan por mi sangre barcos y barcos de terror que naufragan en el centro mismo del corazón.
Hay estrellas blancas en esta noche. Un perro ladra lejos. No puedo dormir, siento las horas como un precipicio que me invita a lanzarme al vacío de la angustia. Me asomo; profundo y oscuro como parece ser que debieran ser todos.
¿ Por qué ? -grito-. Y explota el eco.
Sé que no soy aparentemente igual que tú, pero aspiro al igual que tú a encontrar la mitad de mi yo. Mas nada.
¿ Que tiene nombre de mujer ?. Pues sí.
Pudiera ser que llegué tarde al reparto de la buena suerte. O quizás no.

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