Ella, acompañada de su marido entró a la tienda. Quería comprar unos zapatos que estrenar en la boda de su hermana.
La atendió un dependiente que no muy gentil fue a buscar el número treinta y nueve de los que ella le había señalado expuestos en la vitrina.
Y fue cuando seguía con la mirada al dependiente que abandonaba el mostrador, cuando se encontró con su mirada. Sus ojos verdes anticiparon en aquel momento la primavera.
Intentó concentrarse en los ojos de Juan, pero los suyos huían a prenderse ahora, en la boca de aquella desconocida, y ella los dejó hacer.
Sintió como se le erizaba la piel cuando imaginó que una sonrisa de esa boca era para ella.
Ya en la calle intentaba mitigar el miedo que le producía aquel pensamiento aferrándose fuerte al brazo de su marido. Entonces, justo de frente ,la vió aparecer. Supo que temblaba. Juan la miró al sentir demasiada presión en su brazo y cuando ella casi llega a su lado , se agachó a recoger nada del suelo. Y casi de rodillas la vió pasar del brazo del que podía ser su marido.
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