Arancha está sentada frente al folio en blanco. Quiere reflexionar sobre esa dependencia que observa tiene su corazón hacia Sofía. No encuentra mejor manera que hacerlo así,por escrito.
Quiere desgranar en el papel cada uno de los sentimientos que siente por Sofía.
Quiere desvestir su corazón, dejarlo desnudo ante los recuerdos, las añoranzas y los miedos.
Los recuerdos de una época que sobrevuela constantemente su tiempo, que planea por su mente
lastimando sus días e hiriendo en silencio con los perfiles de la noche.
Los recuerdos, que por ser pasados tiñen de tristeza las horas evidenciando este presente sin ella.
Las añoranzas de lo que ya no está; Las tardes pintadas con su risa y ese loco anhelo de retener el encuentro.
Las añoranzas de unos labios pronunciando su nombre, de una primavera que floreció en pleno invierno por culpa de un beso.
Los miedos ligados a no saber de Sofía . A presentir su destino apartado de ella.
Los miedos atados a sus manos que le escriben un correo diario y a las que tiene que frenar el impulso de volver a marcar su número después de tres llamadas fallidas y de jugarse la felicidad en los pedacitos de un momento.
Todo esto piensa Arancha, mientras continúa la página vacía de letras. Se siente débil, penden sus emociones de un corazón sujeto a una relación que ya no es lo que era. Intenta Arancha romper esa cadena invisible, mil veces lo intenta, sin embargo sin remedio cae, mil veces cae sobre su alma el llanto amargo de un corazón implorando la tranqulidad de una pequeña noticia , la piedad de un hola envíado por sms a Sofía.
Hoy esta reflexión debía ser un encontrar soluciones definitivas, plasmar actuaciones concretas a realizar y a rehuir otras. Pero su mente no acierta a hallarlas y al corazón mejor no preguntar y dejarlo que siga entretenido en ese sueño imposible. Quizá a su regreso piensa Arancha esté todo el plan fraguado y no pueda esquivar la evidencia de que la vida sigue y no puede quedar por siempre, sometido a un amor que ya no le pertenece.
Hace el esfuerzo Arancha de concentrarse, exprime la mente ... y no hay resultados. Toma el lápiz y escribe: Mañana a la misma hora volveré al intento. Tengo que convencerme de que la alegría encaja perfecta en mi risa.
Y el alma siente el trasiego del corazón que retorna. Y Arancha sabe que será dura la partida y quiere jugar.
4 comentarios:
¿Qué tal un relato corto en las que las amadas estén radiantes de felicidad?
jajjajajajaa María. Se acepta la sugerencia. jajajaa. Gracias.
Muy chulo el relato.
Por fin me he decidido a postear, que te sigo habitualmente!^^
saludos!
Hola veo visiones, Muchas gracias por atreverte yo encantada de que lo hayas hecho.
Un saludo.
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