Sabe

Sabe que es muy largo el olvido.
Haber reconocido en ella a la mujer de su vida y haberla pérdido es algo a lo que después de tres años se va haciendo a la idea, pero que no soporta.
Reconoce que es muy díficil el día a día cuando la siente de otra; sintiéndose ella todavía tan suya.
Imaginar que hubo un tiempo compartido que se le fue de las manos es la carcoma de un débil corazón que no acepta lo que ya no queda más remedio que aceptar.
Sabe que aún la ama aunque a ella ya no se lo diga...
Sabe que necesita oir su voz...
Sabe que tiene que dejar de amarla y de necesitarla, pero no sabe hacerlo.
El amor cuando se va, duele siempre. Pero cuando se va sin que lo queramos es la herida que te desangra no sólo el alma, si no el cuerpo, la mente, los sentidos...
Nos deja, y queda el abandono más absoluto, la soledad más insoportable.
Todo esto, May, lo sabe y lo siente.
El olvido de tantas cosas aún desatiende su vida, y lo reconoce.
_Ella es aún la mujer de mi vida y ella ya no está conmigo.
¿ Hay algo que duela más que eso ?_
Quizá sí. Quizá, saber que esto irremediablemente sea infinito.