Me contaba que podíamos vernos...que vivíamos cerquita ... que podíamos tomar un café.
Hasta haí todo rondaba un poquito la normalidad.
Empezó a "desvariar" en la conversación a medida que esta avanzaba,como si tuviera encima de la mesa del ordenador también un vaso con cualquier combinado alcohólico y a cada sorbo el alcohol le estuviera haciendo efecto.
Yo intentaba que aquella charla de letras tuviera algún sentido.
Empecé a dudarlo cuando me mencionó que yo le producía morbo. Aún así en un último intento le pregunté (para desviar el tema) qué le gustaba hacer.
Remató la tarde con aquella respuesta : lo que tú quieras.
Nunca más volví a ser Helenadetroya
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