viernes, 2 de mayo de 2008



...Y era la luna un hada

con su capirote de plata

y yo le pedí un deseo.




Vente conmigo a comprar estrellas

que el cielo está de rebajas.





A ver si me devuelve
este tiempo que dedico
que no controlo
y que no me explico,
de volver al camino equivocado
de sentir el asalto
con cuchillo en mano
de las huellas de tus manos.
De la muerte sin motivo
de tu beso en mis labios.




A cuarenta grados a la sombra

y mi corazón tiritando de frío.





Agüita que tu me des

agüita que yo me bebo

si mi boca durmiese en tu boca

¡qué dulce fuera mi sueño!.



San Carlos Borromeo
que se me pase este cabreo.



Y yo no supe

que ella se había ido

hasta que me ví arrastrando el alma

para que volviera conmigo.







1 comentario:

noviembres dijo...

aysss, qué tristeza mare, para esta soporífera hora de la siesta que, no sé por ahí, pero aquí hay un silencio sepulcral. Se han ido tod@s, la ciudad está desierta, un lujazo vamos.