Antes de la exposición de Gregorio Termes, la idea de volver a ver a Mariana era una esperanza abstracta,como una flor marchita a la que se le ha desvirtuado el olor. Ahora no. Ahora vivo la espera apaciblemente, arrullada por el ruidito de la pluma estilográfica al correr sobre las hojas satinadas.
Vivir la espera. Era la retórica imperante en nuestra juventud. Poner los cimientos de un deseo y alimentarlo para que dure.
Parecía que la felicidad se iba a desvanecer entre los dedos en cuanto la tocáramos. Yo he deseado pocas veces con la fuerza con que deseo en este momento volver a ver a Mariana, donde sea, cuando sea ( sé que va a pasar ), y poderle decir: "Mira, te he traído de regalo este cuaderno", así que me gozo en irlo llenando despacio, esmerándome en la letra. Eso es como estar ya con ella también ahora según lo escribo, un anticipo de felicidad que conjura la muerte del tiempo...
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... Tengo la ventana de par en par y la luna está en cuarto menguante. Asómate, Sofía,mira la luna. Tienes que notar ahora mismo cuánto te necesito y cuánto me importa que estés ahí esperando mi carta, la luna te dará el recado como sea. Mariana te está escribiendo, quieta, ¿ no lo notas?. Te va a llegar un cuento largo, sí. Y podrías estarla mirando, siempre fuiste viciosa de la luna y de las historias que se inventan o se recuerdan bajo sus efectos narcóticos...
( Carmen Martín Gaite. Nubosidad variable )
4 comentarios:
vaya me has sorprendido, un besote
Brezo, Por qué?
Recuerdo que leí este libro hace muchos años y me encantó. Quizá porque fue el primer libro adulto que leí con historias de mujeres. No lo había vuelto a recordar hasta que he visto el título del post.
Gracias por compartirlo!!
Un abrazo!
PD: Palabra clave materni...muy femenina!! :-D
chris, a mí me está gustando mucho.
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