jueves, 3 de febrero de 2011
Cerrar los ojos y no percibir el daño.
Se volvió a mirarse en el espejo del pasillo tras haber evitado el del baño. Vió a una desconocida que la miraba desde el otro lado con unos ojos muy tristes que casi pasaban desapercibidos por culpa de unas desmedidas ojeras verdiazules. Lo único que tenían en común era el gastado pijama de Mafalda.
Regresó a su habitación, parada en la puerta comprobó el panorama; estaba sólo iluminada por una lámpara de la mesilla de noche que había encendido al levantarse, había botellas de agua vacías por todos lados y una llena descansaba sobre la almohada. La cama estaba casi intacta pese a la cantidad de días que llevaba en ella, con sólo alisar un poco el edredón se podría pensar que allí no había dormido nadie.
Por lo demás, nada hacía evidenciar el trance que estaba ocurriendo.
Se volvió a acostar Lucía notando como el resto de fuerza que había necesitado para levantarse se desparramaba a su lado.Sintió un escalofrío que recorrió todo su cuerpo cuando la soledad una vez más se abrazó a ella.
Llevaba una semana en este cuarto, entre duermevelas que la tenían exhausta de soñarla y suponerla.
Soñaba que Sofía entraba en la habitación y todo se impregnaba de su olor. Soñaba que cantaba en la ducha sus canciones preferidas de Camilo Sesto.
La suponía preparándose el café en otra cocina. Suponía que ya no iría al trabajo en el bus número 5.
Una semana en la que no captaba el derrumbe de su cuerpo,el atentado contra ella misma, el fallecimiento de un corazón que se ahogaba entre las garras del desamor.
Martirio de las horas sin sueño, erradicación de cualquier impulso para no llorar más, supresión de todo lo que no sea este deceso de hambre, de aire, de sol, de higiene ...
Siete días en los que había asesinado el mundo entre cuatro paredes; Miércoles de impotencias y angustias, Jueves de dolor y dolor , Viernes de dolor e impotencia, Sábado de miedo y desconexiones de realidad bajo décimas de fiebre, Domingo de tortura, Lunes de ansiedad y taquicardía, Martes de no sentir nada y todo a la vez.
Siete días empapados de lágrimas en los que descarta el móvil pateado en un rincón, evita el timbre de la puerta arrancándolo de un tirón, rehuye cualquier alimento. Y mendiga hoy ya un mínimo descanso de pensamiento, sentimiento y emoción. Cerrar los ojos y no percibir el daño, escuchar el silencio e ingresar en un instante sin sentidos donde desaparecer y olvidar que de amor también se muere.
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6 comentarios:
Creo que lo ideal es cerrar los ojos y olvidarse de todo...
No es fácil alitas, tener un corazón a veces nos traiciona...
Eso es morir en vida: cuando sientes que el corazón falla en cuestión amorosa o sentimental.
Recuperar lo bueno del corazón cansado o aburrido es recordar que se sigue vivo.
Estás viva :D animarse se vale.
M, totalmente de acuerdo.
Corazón jocundo, más bien que recuperar lo de un corazón cansado y aburrido, yo diría lo de un corazón que siente.
Aunque haya tristeza hay latido y eso significa que hay vida, y mientras hay vida hay esperanza (dijiste que deberías llamarte así? jajaja).
Cada latido debe conducirte a esperar que esos siete días te lleven a:
Siete días de sonrisas.
Siete días de miradas cómplices.
Lunes de sueño.
Martes de deseo.
Miércoles de impaciencia.
Jueves de acercamiento.
Viernes de alegría.
Sábado de calidez.
Domingo de abrazos.
Es hermosa tu escritura.
;)
Anónimo; muchas graciasssssssssssss.
Ojalá todo se cumpla!!.
Un beso.
jiji soy alada, olvidé firmar.
;)
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