miércoles, 12 de noviembre de 2008

Perdida


Mi nombre es Carla y mi historia es simplemente una historia más de las miles de historias de amor que surgen cada día. ¿ Entonces por qué yo no lo veía así ?. Todo empezó cuando Esther entró en el local donde Sonia y yo nos tomabamos un café.

Tras el humo de nuestros cigarros la veía avanzar sorteando mesas; era una chica de facciones dulces, de pelo largo, de ojos verdes que buscaban algo...

Ciertamente su mirada siempre daba la impresión de estar buscando algo, de perderse a saber en qué preguntas o en qué respuestas, pero aquella tarde supe que buscaba a Sonia.

Mi amiga Sonia era lesbiana pero yo hasta aquel día no le había conocido ninguna pareja,ninguna relación,ningún "rollo". Y resultó ser que Esther había dejado de ser un " rollo " para convertirse según dijo Sonia En el motor que la movía entera.

Prometo no saber cuándo fué el momento en que se desvaneció por completo Sonia y toda la gente que llenaba el bar, quedando sólo la imagen de Esther cubriendo cada centímetro de aquel lugar.

¿ Qué me pasaba ?. Mis ojos seguían sus manos que llevaban el vaso a la boca... su risa contagiaba la mía... Me fuí de allí sin comprender y sumida en un desasosiego no común en mí
Todo hubiese quedado ahí probablemente si tres semanas más tarde no me hubiese llamado Sonia para invitarme a aquella fiesta. Pero así fue, puede que el destino en su capricho de desbaratar esa posibilidad se uniese a aquella juerga.
Llegué cuando todo el mundo ya estaba allí. la puerta estaba abierta y no había que llamar, desde allí la ví a ella, única en toda la multitud; este pensamiento desbarató mi buen humor. No había quien hablara con aquella música cargada de decibelios así que me serví un wisky con cola y salí al balcón. La noche era fría, y tenía las manos heladas de sujetar la copa. - Vas a quedarte como un pájarito- habló alguien a mi espalda, pero no tuve que volverme para reconocer su voz.
Si digo que vuelvo a prometer que no sé cómo ocurrió parece que suena a pretexto o excusa, pero es así. La sensación que me producía Esther de desconectar de todo que no fuera ella y las copas de más me impedían ser, digamos consciente del momento. Y fué que su boca buscó la mía y yo no sólo no la rechazé, si no que la retuve.
¿ Qué había pasado ? , esa era la cuestión a la que yo no podía encontrar solución a la mañana siguiente, ¡por Dios Santo,que yo era hetero!, ¿ Qué hice besándome con una chica y disfrutando de ello ?. Me sentía perdida en mil emociones que no podía calibrar. Pasaban las horas y los días y yo me negaba la evidencia de desear volver a verla, de sentir de nuevo sus labios... Una llamada teléfonica interrumpió este tiempo de cavilaciones,de negaciones,de contradicciones... La llamada era de ella,de Esther. Me decía que quería verme porque tenía que hablar conmigo, que era importante, que por favor. Acepté.
A partir de ahí todo empezó a complicarse. Esther dejó a Sonia y puso en marcha la tarea nada fácil de conquistarme. Se había enamorado de mí. Pero yo ante eso levanté la muralla de mi frialdad y mi falsa indiferencia,porque no había duda de que nada de lo que ella hacía me dejaba indiferente. En cambio yo luchaba por que así fuera, yo no concebía mi vida unida a una mujer,rechazaba cada gesto y cada palabra suya de ese amor que ella me regalaba y sin embargo mi piel anhelaba cada roce suyo. ¿ Estaba perdida entre lo que era y creía ser ? . No sabía nada.
Una mañana Esther llegó con un Yorshire,¡era la cosa más bonita que jamás había visto!. Toda llena de ilusión lo puso en mis manos - ¿Cómo vamos a llamarle?- me preguntó. Le dije que no lo quería , que no quería nada que viniese de ella.( Otra vez la guerra interna contra mí misma). Se llevó el perrito sin decir palabra. No la ví por unos días,cuatro creo. Al quinto una prima suya nos invitó a cenar.
La cena en casa de su prima fue una sorpresa desde el primer momento,eramos cinco los comensales; su prima,esther,dos chicos y yo.
No sabía bien qué pintaban aquellos dos chicos allí,cierto es que nadie sabía lo que pasaba o lo que había entre Esther y yo, así que llegué a la conclusión de que en buena fe, su prima Lola, había invitado a aquel chico con el fin de que alguna de las dos,es decir Esther o yo,cayeramos rendidas a sus encantos, por que el otro chico estaba reservado para ella. No hay cena, almuerzo, y si me apuro ,desayuno con esta gente en que no haya alcohol de más con las consecuencias que ello conlleva.
En el transcurso de la noche yo notaba que Esther se vengaba de mí,excediéndose en dedicaciones a Jaime ( el chico disponible ). Yo estaba celosa y ella lo sabía. Llega un punto en la noche en que los excesos de Esther envalentonan a Jaime que tira de ella hacia las escaleras que van a los dormitorios,esta escena es acogida por la otra pareja con risas, aplausos e imitación de lo mismo.Yo me quedo sola,por tonta,por idiota,por estúpida y por cientos y cientos de cosas que me echo en cara. Me siento en el sofá,vencida en la realidad de que muero en deseos de subir las escaleras, de evitar lo que ya no puedo.Me sobreviene un escalofrío por tanta soledad, miedo,impotencia,amor que siento cuando oigo que desde el último peldaño Esther me dice- ¿Carla,tienes un condón?.- Yo, no- le digo mirandola y viendo que sus ojos vienen a mí con tanta pena como pude ver en ellos el día que se llevó el perrillo. - Lo tengo en casa- dice, adivinando mis pensamientos.
Se sentó junto a mí en el sofá . Me abrazó y yo perdí en aquel abrazo el combate. Pasamos toda la noche abrazadas casi sin decir nada, atentas tan sólo al latido de dos corazones que por fin se reconocen.Tan sólo yo en un pequeño instante rompí el silencio cuando le dije _¿Te he dicho que te quiero ?. Esther me miró mientras me sonreía - No- me dijo. y yo me ví en ellos, en sus ojos, hallada al fin.

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