domingo, 30 de noviembre de 2008


Me quedé dormida.
Te veía llegar...
Un espejo reflejaba
la desnudez de tu cuerpo
Y proyectaban tus ojos
tu alma desnuda
que no cubrías al mirarme.
Me quedé dormida.
Y acaso retuvo el sueño
las huellas de tus dedos
que aún percibo.
Y el sílbido de tus labios
rompió este silencio de invierno
durante el breve espacio
en que nos tuvimos.

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