jueves, 10 de julio de 2008

La carta




A los dos años llegó una carta.
Dudaba entre leerla o tirarla directamente a la basura.

Si decía que jamás la olvidó y que jamás nadie consiguió ni un instante que la olvidara.

¿Qué sentiría al leer eso?.

También era posible que dijera: Al final encontré lo que buscaba. La felicidad que siempre quise y no tenía...

¿Qué sentiría en ese otro caso?.

La dejó encima de la chimenea. Decidiría durante la noche qué haría con ella.

Por la mañana la vió nada más entrar en el salón.

Había decidido leerla.

Rasgó el sobre.

Sevilla 4 de Marzo de 2005


Querida Paloma:


Después de años sin saber de mí, te extrañará recibir esta carta.
He pensado mucho en si debía escribirla. Al final me decidí y hay lágrimas en mis ojos mientras lo hago.

Sé que te dolerá tanto como a mí saber esto,sobre todo sabiendo que ya no se puede hacer nada....



Paró de leer. Decidió ahora que no quería continuar dando al traste

con todos los pensamientos de la madrugada.

Cogió un mechero, la prendió, la tiró a la chimenea.

Y la vió c o n s u m i r s e.

1 comentario:

noviembres dijo...

Pues hace falta tener mucha sangre fría para dejar de leer una carta trascendental. Algo sólo explicable si el miedo a la verdad es mucho más poderoso que nosotr@s. Y también algo más anquilosante, pues la verdad, para remediarla, primero hay que conocerla. Después nos levantamos y volvemos a empezar, trabajando día a día, suspiro a suspiro, por hacerla nuestra, a la imagen de nuestros deseos y utopías.