jueves, 10 de julio de 2008



El reloj sonaba
tic tac, tic tac.

Las horas agonizaban ante su canción interminable y a ella le aplastaban el alma.

Rememoró una tarde de paseos largos por aquel bosque dorado de hojas. El viento soplaba muy fuerte y bailaban las hojas a su son.

Ella la miró a los ojos y le dijo: -

El camino es nuestro
empieza aquí y ahora
y nos lleva a alcanzar los
sueños.
¿Dónde estaban ahora los sueños ?.
¿En qué espacio quedaron perdidos?.
Tic tac, tic tac...; seguían muriendo las horas.
Abrió su cuaderno y escribió:

¿Cuál era su sueño?. El mío era morirme a su lado, y hace tres años ya que me está esperando.

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