M iradas que van y vienen.Agua que bambolea en la ola y se
acerca sólo a curiosear la orilla. Puente divisorio enclavado
en el otro extremo que se abre en diminutos períodos sin
casi interrumpir el perenne silencio que como peonza incansable
continúa danzando en sus manos.
A rena de un mismo lugar que no descansa que parece no querer
tener las huellas desatadas, descaradas, descamisadas del
tiempo.Insondable se presenta como si ninguna arista le hiriera.
(Y sin embargo afloran a veces, restos de la contienda, aunque
haya sido el enemigo en su propia batalla).Hasta que al fin como en
un naufragio "ella" se le hunda muy profundo derramando todos
sus tesoros.
R eclama otros vientos, quizá otras aguas, quizá otros
mundos que tal vez no están en este, pero tienen que partir de este.
Aquí está el timón y la vela que lo sostiene. Y ahí está el corazón;
núcleo, centro... flotando en la inmensidad, queriendo, seguro , que
la sal sane heridas.Que en su entorno brille la buenaventura, que
los astros impulsen el ritmo de ese azul infinito en que habita y que
también el sol ayude, templando su sitio, su esperanza, su sueño
como anticipo de la extraordinaria y única primavera. Así es.
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