Ella me explicaba que no creía que existiese el amor de su vida.
- ¿ Cómo es posible eso ? - le preguntaba yo.
- No sé, simplemente no lo creo - me respondía.
Yo sé que la mía existe - contaba yo intentando transmitir un poquito de optimismo -, cierto que no sé si llegaré a conocerla, a cruzarme con ella siquiera... Pero se que existe.
¿No tienes ilusión al menos de pensar que pueda existir?- insistía yo -.
- No - replicó tajante.
- Es grave eso (esta era yo ) - Tiene que haber aunque sea sólo eso la ilusión de que el día menos esperado, en algún lugar, ELLA puede aparecer. ¿ Cómo no tienes esa ilusión ? - seguía yo perpleja.
- Y de qué me sirve tener esa ilusión si luego jamás aparece ? - me preguntó ella -.
La conexión se perdió en ese momento.
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