lunes, 13 de febrero de 2017

La ceguera de Cupido.

Sí,claro que es eso.
Un buen pretexto para que me salte todos los stops,
para caerme desde el último escalón porque no he visto el pasamanos roto
por donde se colaban tantas mentiras que no sirvieron para amortiguar el golpe de gracia que me hizo pedazos los fantásticos ojos azules que presta para mirar el mundo.
Eso,o como poco daltónico perdido(sin descartar que sea aposta),
vanagloriandome  de confundir las luces verdes que me ceden el paso.
Tanta parafernalia con la que presume de originalidad y romanticismo no me libra de romperme las narices contra estúpidas estrellas de neón.
Pero ahí sigo sonriéndole a los grandes lemas:
Quien sigue la consigue,
la esperanza es lo último que se pierde,...
Mientras lanza f(l)echas de las que no sabré si saldré herida de muerte,de rencor o de olvido.
Y sí que es eso.Tiene que ser,
Una ceguera premeditada,que separa y diferencia,
contra la que hoy sólo me salen ganas de arremeter.
Y golpeo las cursilerías de otro tiempo y maltrato palabras ,
porque hoy no voy a rendirme a su fiesta, ni a los rojos corazones que tan fieles le representan.
Pasará mañana rápido e ignorará como siempre mi puerta,
no hay lugar para negar la evidencia,
tanto desaliento lleva,como desamor deja.

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