Regreso.

Tras días de reflexiones, razonamientos, propósitos e intenciones decidí "perdonarle la vida".
Le sostuve la mirada en todos esos días de ideas y sentencias que parecían firmes.
Le inculpó su clara convicción de que lo imposible solo tarda un poco más.
Con una confianza plena que transmitía en cada alegato en tanto yo planeaba formas de hacerle desaparecer, sin rastros ni testigos que en un último instante abogaran su indulto, me abría las antesalas de una resistencia que se sujetaba (aunque con dificultad) a una prórroga, un aplazamiento en el tiempo que le permitiera declarar con pruebas y señales ya veraces que tú eres culpable de la felicidad.
Y eximido de culpa al fin, decido abandonarlo a mi suerte y en esto que pudiera ser lo más parecido a una resolución le absuelvo devolviéndole su pleno derecho, obligándome a acatarlo a riesgo de condenarte a tí ( lector/a) a su presencia.
Y en sentencia no firme o recurrible declaro a día de hoy al blog existimos en la medida que sentimos rescatado del punto y final o del a otra cosa alasdemariposa.