El tiempo.
Cómo decirte lo que me ha hecho el tiempo.
¿Recuerdas que yo era de viento y agua,
que te mecía entre mil huracanes
y me calabas en infinitas tormentas?.
Sé que más de una vez odié la vida que tuve contigo,
porque solo durante siete años me besaste la boca a risas.
Yo pensaba que aquello era inmortal,
te llevaba confiada de la mano,
me aferraba inocente a tus dedos
creyendo que tú desconocías la caducidad de las cosas
y que ser tuya era para siempre.
Pero no fue así, nos vapuleó el miedo, el silencio...
La esperanza pasó tanto frío
que se nos congeló en los ojos
y yo me hundí en tu mirada de nieve
y tú te perdiste sin rastro para volver a casa.
Me recuerdo detestando tu abandono.
El mundo era tan vacío...
tan carente de calor,
que me vestí de amargura
y anduve por la vida descalza de ilusiones.
A veces vuelvo la vista atrás,
hay tantos días de por medio,
¡te veo tan pequeña!,
por más que quiero no te alcanzo,
y tú a miles de kilómetros me reprochas no haber entornado la puerta para tu vuelta.
Me duele tanto, la inocencia de tantos pasos sin rumbo cierto,
tuyos y míos.
Este crimen de años,
resbalando en la sangre de nuestros propios corazones.
¿Qué se puede hacer cuándo ya no hay tiempo
y este ha hecho de mí lo que nunca deseaste?.
Alguna vez me senté a escribirte,
a esperarte entre sueños rotos
y llantos como este.
Por aquel entonces mojaban las páginas blancas
y no la pantalla de un móvil.
Antes agarraba un lápiz
con la misma impotencia con la que hoy pulso estas teclas,
cuando te echaba y te echo tanto de menos
y no tengo manera de ser feliz de nuevo.
Si tuviera el poder de darle a todo la vuelta,
como dice Vanesa,
ganaría tiempo para ir a buscarte.
Créeme si te digo, que jamás voy a querer como te he querido,
que todo lo que soy me faltó contigo.
Que me haces falta en cualquier vida que viviera,
y que siento en el alma,
no haberte dado esta entera.